19.9.08

Liliana Mizrahi

LO MATAN A UNO SIN AVISARLE

Para Reneé Epelbaum
madre de Plaza de Mayo y amiga

nunca imaginé tanta facilidad para matar gente

los vivos desaparecieron
los tiraron aquí para enfriarlos

aparecieron

y los muertos que matamos
pasaron volando como los pájaros

parecíamos ir al paso
el cuerpo adelante
y la frente para arriba

horas de caminar arrimados
en la soledad de esta llanura

arrastrando la esperanza
con la respiración en un hilo

pampapurapampa

el cielo se desfonda
rebota contra la tierra
infama el amanecer

bajo una lluvia de bastonazos

el día de la masacre fue la señal

la historia se vino al trote con la soga al cuello
arrastrando mujeres
hombres
niños

niños viejos
que caminan sobre las manos
y los miramos pasar
o no los miramos

hasta que llegan los que traen
descolgadas las cabezas

o les cortaron las manos

la gente pierde la vida dejándose caer
bajo el diluvio de pierdas

el camino les fallece
y el miedo no deja dormir

la fiebre nos enrevesa a todos

metieron candado a gusto

tacharon nombres
nos machacaron los dedos
derrocaron la plaza
y ahora nos masacran

destechan casas
paredes
para vigilarnos

matan gente

nos van a empedrar
las plantas de los pies
para que nos demos cuenta de la orden de desalojar

porque sobramos
en esta vida que nos dan

vida de un solo surco
rajada de fallas
matorrales
grietas

"no es todo" (digo yo)

¿y el olor de la gente que el aire acerca?

huelo el horizonte
hasta una barranca de viento

hay gente acá
y allá
gente como uno
que se asoma al cielo
estira bien los ojos
hasta que el sol los alcanza

nunca imaginé tanta facilidad
para matar gente

cuando el coraje de ver se acomoda
veo todo en su lugar
la tierra que desaparece con el hambre

tanta y tamaña tierra
deslavada
envuelta en soledad

tierra que soy yo

una raíz de nada
ni la sombra de un árbol
ni una gota de agua

un poco de lluvia
y nos devuelve la conciencia

llover
lo que se dice llover
para no quedarnos sin sangre en las venas

volvemos a caminar
hasta ser este nudo
de pellejo desmadejado que somos

caminamos
para ver si algo se mueve
retoña
y levanta la tierra

pampapurapampa

caminamos zurciendo y remendando
remendando y zurciendo

para que no se nos caiga
la esperaza

con el miedo nos viene la memoria y las caras
de los que no pudieron escapar

resecos
achicados
nos aplastaron

creímos en este camino
este derrumbadero sin orilla
pero se nos perdió el rumbo

y "
¿adónde fuimos a parar"?

camino baldío
que palpo con las manos

es mi tierra
soy yo la hora de llegar
antes

y le gano a la oscuridad

un grito
como un trueno
se deshace en voces agotadas

con un ruido igual al agua crecida
sube hasta nosotros
amuchados en tumulto
y alineados

porque lo matan a uno sin avisarle




Liliana Mizrahi (1943). Poeta y ensayista nacida en Buenos Aires. En 1983 obtuvo el premio de la revista "Amaru", y en 1995 mención de honor del Fondo Nacional de las Artes entre otras distinciones. Acerca del poema aquí reproducido, dijo Diana Paris: "[...] Es la agonía kafkiana de sentir un juicio incomprensible que atormenta hasta la desesperación. Esa pampa es Auschwitz, la Argentina de los años 70, es Irak hoy, es Latinoamérica en llamas". Publicó los poemarios: "Los mágicos juegos", "Bautismos y fundaciones", "Hembras del ave del Paraíso", "Quién me mató madre".

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