Daniel Barros

* * *
(A César Cantoni,
otro platense rendido ante la poesía.)

En cualquier momento,
Daniel, Danielito,
uno comienza a ser vanidoso
y en esa trampa nunca
es bueno caer,
haya o no aviso previo.
Más rápido que la voraz
propagación del mismo fuego
y aun antes de tiempo,
apura como una celestina
obvia, esa sigilosa
y estúpida señora
llamada "vanidad".
No hay ni tantas cuotas
de misticismo
en juego,
ni menos cuentagotas para
ese mínimo de lógica
que debe tener (por lo menos)
un sello escasa o nulamente
cuantitativo.
Siempre hay tiempo posible
pero eso sí,
para que se perviertan
los demás.
Y esto viene sucediendo
ante las propias narices
de los que se creen exentos
de réditos
o inmunes de costado:
mucha piel de cordero
anda suelta, solapada,
haciendo de las suyas.


Daniel Barros (1933). Poeta y ensayista. Su nombre se inscribe en la Generación del 60. Colaboró en "Ancú" y en otras publicaciones literarias; compartió la dirección de la revista "El fantasma flaco". Premio Nacional de Poesía "Leopoldo Lugones" (1958) y Premio Nacional de Prosa Iniciación (1959). Alfredo Andrés se refería a él en estos términos a fines de la década del 60: "Entre las lecturas de 'Poesía Buenos Aires' y cierta influencia de Jorge Mario de Lellis, buscaba maneras aptas para colocarse a la defensiva, en una esquina, que seguramente le recordaba a sus padres, al barrio, y sobre todo los años de niñez, halló la poesía". Poseedor de una vasta obra poética, citamos entre sus libros: "Cros a la conciencia", "Voluntad de la palabra", "Despedida como tal", "Los círculos en el agua".