27.12.06

Daniel Moyano

* * *

...Y estaba también el mapa de mi provincia,
un desierto salpicado de aldeas de extraños nombres
fósiles
(lectores extranjeros, a zamarrearse como puedan):
Anzulón, Anjullón Malanzán Chepes Guaja Sanagasta Ñoquebe Tudcún Patquía Ambil Chepes Udpinango (esto se parece peligrosamente a una zamba).
Cuando aquí se me escapan esos nombres y las palabras
se van por el aire
los españoles giran los ojos para verlas
volar como
animales remotos
escapados de la conquista.
Me olvidaba de Olta, que no es animal ni fósil,
es el pueblo de mis antepasados,
donde se afincó (detrás de una india) el primer Moyano,
un extremeño
arcabucero del fundador Ramírez de Velasco
pero que nunca mató un solo indio (según, claro está,
nuestras propias versiones).
Simplemente les hacía cosquillas
con el sable,
hasta que cansado de fundar ciudades un
buen día de verano
so pretexto de tomarse unas breves vacaciones
se pasó con la india al bando de los indios
y de sus inocentes juegos estivales
venimos los que usamos
ese apellido.
No obstante siempre dejó en la trastienda
de su
corazoncito
la posibilidad de volver algún día a su tierra extremeña.
Sabía que nunca podría convencer a la india
cuyas lágrimas podían más que barcos y recuerdos,
y entonces dejó la idea de volver como algo aparte,
como quien se inventa un heterónimo para
volver
de otro modo.
Y ahora me doy cuenta de que no vine a
España, en
realidad he vuelto y soy el heterónimo.
La mitad de lo que el arcabucero tomó
prestado de la
india vino conmigo a España.
Ella finalmente de algún modo cruzó el mar
que temía.
La otra mitad quedó bajo el nombre de
Alfredo, cerca de
Olta, en Cortaderas, un pueblito que ya no
figura en
los mapas de mi realidad.
Como se puede ver, yo también, como
Borges, tengo mis mayores.
Mis próceres qué diablos. Uno finalmente
no es tan tonto
como pudiera creerse en una lectura a
primera vista. Y ese mapa es uno de los dibujos más hermosos que
perdí con el cuaderno.


[...]

Había otros dibujos que sin saberlo
olvido
lentamente.
Una planta de maíz un guanaco un suri una vicuña
la batalla de San Lorenzo
una galería de militarotes y muchas batallas
todas nobles,
y justas
el almirante Brown como especie de parte
buena de Sir
Francis Drake
Belgrano el demasiado bueno y San Martín
el más grande
del Ande
y O’Higgins u Oígine como decíamos ayer
y el Río de la Plata medio mar medio río
perdiéndose en
el océano que obviamente nunca cabía en
el cuaderno.
Señores este poema o mediopoema se va
acabando porque
no soy un Proust ni nací para serlo.
En realidad debí acabarlo en la estrofa que
termina con la
palabra Amsterdan,
entre imprecisas lloviznas,
suena bien y tiene extrañas diacronías
y un aire de exilio y de nunca como
la ciudad de la niebla
de Baroja
que acaba con la palabra Rotterdam.
De todos modos le agregaré una coda
como en las partituras
aunque ésta sea ya la coda,
como quien la toca por última vez antes de que se escape
hacia el olvido como toda cosa de este
mundo.
Sólo quería agregar que como a Proust con
los bollitos
a mí estas cosas del cuaderno me vienen a
la memoria
cuando le saco punta al lápiz y siento el olor de la madera
y hasta puedo oír la voz de mi tonto compañero de banco
cuando me dice ¿cuál Pirulo? y
medio siglo después
vuelvo a deleitarme con mi respuesta
cruel.
La coda propiamente dicha dice que el
Cuaderno se
Extravió en algún traslado.
Cuando se viaja deprisa no hay tiempo de
contar las
maletas.
Si alguien lo encontró, favor devolverlo a
mi casa, calle
Corrientes 675
de La Rioja de allá.



Daniel Moyano(1930-1992). Poeta en sus narraciones -pues su costado como poeta en verso puede resultar sorpresivo-, novelista, cuentista y periodista. Había nacido en Buenos Aires, pasó su infancia en Córdoba y luego se radicó en La Rioja. Trabajó para la Fundación del diario "El Independiente", fue corresponsal del matutino "Clarín" de Buenos Aires y colaboró en la revista "Primera Plana". En 1976 fue detenido por la dictadura militar y poco después partió al exilio en España, donde falleció. Su labor de narrador es muy importante y ampliamente conocida: "Artistas de variedades", "El fuego interrumpido", "El trino del diablo", entre otros libros. El poema trascripto, que su autor leyó en homenaje a sus amigos riojanos (de La Rioja "de acá") en Madrid, en 1981 es, en poesía "...un ensayo que describe su sentir identitario, sus raíces, las itinerancias y periplos que ha vivido y que han vivido sus mayores; está la música, pasión que acompañó las letras y los relatos, contiene la historia pretérita, la escolar pintura que oficializa héroes y batallas y está -para los lectores- la otra historia posible de reconstruirse a partir de fragmentos de vidas. La condición de desarraigo es, en la literatura de Moyano una constante temática", dice Silvia Rodríguez Paz. Posiblemente haya textos poéticos en algunas publicaciones, pero no ha dejado poemario édito.





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