14.12.06

Jorge Isaías

DEUDAS

Los míos nunca entraron a tallar en las historias.
Destriparon terrones en absolutos junios con heladas,
y dieron hijos con penurias fijas a la dureza de esta tierra.
Hubo arado con gaviotas. Hubo lentas trilladoras
junto a las trenzas rubias de mis tías
y el torso desnudo de tanto cosechero.
El sol del verano hacía fintas mientras tanto en sus cabezas.
Debo el poema. Debo la sangre que no derramé y el sudor
que me he guardado y la pena de ver llegar a mi padre
En un setiembre con sangre sin batallas.
Lo vi llegar herido, con los brazos como rotas alas
pero la furia hecha brasa en las pupilas.
Debo el poema a los colonos comprando el pan en la bolsa
blanca de arpillera. El agrio tabaco en latas de té Tigre.
Las calvas cubiertas con gorras amarillas.
Antes estaban la cocina a leña, el techo de cinc bajo tormentas
del invierno, el café y el mate recibiendo a la mañana.
El cuaderno con estampas era cuadrado y grande
y encerraba un mundo en sus cuarenta páginas.
Después la lluvia de abril complicó todo:
hubo historias que recuerdo y otros amores que me olvido,
sin quererlo. Hubo un tren que me trajo de repente
arrancándome de cuajo, como fruta verde de diciembre.
Debo aún toda la distancia que me pone cada vez más viejo,
y me entristece.




Jorge Isaías (1946) es poeta y prosista. En 1971 fundó la revista “La Cachimba” que muy pronto también se convirtió en editorial cuyo sello llegó a ser un referente de todo lo nuevo y saludable que aportaban la literatura y la poesía santafesinas en los inicios de los 70. En no pocos de sus trabajos Isaías hace un reconocimiento poético a la gesta de los labriegos inmigrantes que fueron sus mayores. Así lo expresa la crítica literaria Graciela Krapacher: "Y aunque el poeta habla desde un lugar concreto de nuestra llanura -Los Quirquinchos- (Provincia de Santa Fe), llanura tan igual a sí misma, la soledad, el vértigo de la muerte que acecha y la felicidad, tan fugaz como la juventud, se convierte en el grito contenido y universal del hombre angustiado por el tránsito de los otoños, por el ubi sunt horaciano (¿dónde están?). ¿Dónde se fueron los que alguna vez han sido? Por lo tanto, esta búsqueda de lo perdido, ese obcecado anclaje en un pasado que nos asegure una identidad, poco tiene que ver con el baldón de escritor regionalista o costumbrista". Es autor entre otros títulos de: "Poemas a silbo y navajazo", "Oficios de Abdul", "Crónica gringa", "Poemas de amor", "La memoria más antigua", "Las siete velas del clásico", "Áspero cielo".

Matpec - Hosting, Diseño Web y Multimedia
RelojesWeb para Pisos!
Emoticono Bandera Argentina