Néstor Mux

REMOLQUES Y MEMORIAS

Con el cascajo llevábamos
a los chicos a la escuela;
hacíamos las compras y las mudanzas
o cargábamos las hortensias desde el río.

Un día echó un humo desinflado
y se agotó provisoriamente en las afueras.
Con su automóvil, mi padre
lo traía con una cuerda
que no dejaba de cortarse
y yo insultaba a dios y al aire.
Él manejaba con el silencio natural que lo rodeaba
ya que sentía cumplir un deber más
de todos los que cumplía.

Me aseguran que el cascajo todavía recorre
los itinerarios modestos que le imponen.
Mi padre, cada tanto, me recorre
la memoria con su ausencia
y la cuerda apagada de otros días
con la que dejó de remolcarme.


Néstor Mux (1945) es un poeta que como él mismo dice: no ha realizados viajes, no ha colaborado en numerosas publicaciones, no se especializó en disciplina alguna, no dio conferencias, ni obtuvo premios y menos que menos ha sido traducido a idioma alguno, y se ha ganado la vida en trabajos que nada tienen que ver con la poesía para sobrevivir junto con su familia. Pero Alejandro Fontela dice de Mux que "sus poemas tienen una aparente inmediatez, se extienden como una mano tendida, buscan compartir una intimidad. A ese aliento de confraternidad se agrega una mirada sobre el mundo que, a veces, puede ser implacable, pero que siempr es piadosa cuando se detiene en aquello que el poeta quiere rescatar: seres anónimos, objetos cotidianos descubiertos en su doméstica eternidad o transmutados por la historia". Entre otros poemarios ha publicado: "La patria y el invierno", "Como quiera que sea", "Perros atados", "Papeles a consideración."