Liliana Mizrahi
LO MATAN A UNO SIN AVISARLE
Para Reneé Epelbaum
madre de Plaza de Mayo y amiga
nunca imaginé tanta facilidad para matar gente
los vivos desaparecieron
los tiraron aquí para enfriarlos
aparecieron
y los muertos que matamos
pasaron volando como los pájaros
parecíamos ir al paso
el cuerpo adelante
y la frente para arriba
horas de caminar arrimados
en la soledad de esta llanura
arrastrando la esperanza
con la respiración en un hilo
pampapurapampa
el cielo se desfonda
rebota contra la tierra
infama el amanecer
bajo una lluvia de bastonazos
el día de la masacre fue la señal
la historia se vino al trote con la soga al cuello
arrastrando mujeres
hombres
niños
niños viejos
que caminan sobre las manos
y los miramos pasar
o no los miramos
hasta que llegan los que traen
descolgadas las cabezas
o les cortaron las manos
la gente pierde la vida dejándose caer
bajo el diluvio de pierdas
el camino les fallece
y el miedo no deja dormir
la fiebre nos enrevesa a todos
metieron candado a gusto
tacharon nombres
nos machacaron los dedos
derrocaron la plaza
y ahora nos masacran
destechan casas
paredes
para vigilarnos
matan gente
nos van a empedrar
las plantas de los pies
para que nos demos cuenta de la orden de desalojar
porque sobramos
en esta vida que nos dan
vida de un solo surco
rajada de fallas
matorrales
grietas
"no es todo" (digo yo)
¿y el olor de la gente que el aire acerca?
huelo el horizonte
hasta una barranca de viento
hay gente acá
y allá
gente como uno
que se asoma al cielo
estira bien los ojos
hasta que el sol los alcanza
nunca imaginé tanta facilidad
para matar gente
cuando el coraje de ver se acomoda
veo todo en su lugar
la tierra que desaparece con el hambre
tanta y tamaña tierra
deslavada
envuelta en soledad
tierra que soy yo
una raíz de nada
ni la sombra de un árbol
ni una gota de agua
un poco de lluvia
y nos devuelve la conciencia
llover
lo que se dice llover
para no quedarnos sin sangre en las venas
volvemos a caminar
hasta ser este nudo
de pellejo desmadejado que somos
caminamos
para ver si algo se mueve
retoña
y levanta la tierra
pampapurapampa
caminamos zurciendo y remendando
remendando y zurciendo
para que no se nos caiga
la esperaza
con el miedo nos viene la memoria y las caras
de los que no pudieron escapar
resecos
achicados
nos aplastaron
creímos en este camino
este derrumbadero sin orilla
pero se nos perdió el rumbo
y "¿adónde fuimos a parar"?
camino baldío
que palpo con las manos
es mi tierra
soy yo la hora de llegar
antes
y le gano a la oscuridad
un grito
como un trueno
se deshace en voces agotadas
con un ruido igual al agua crecida
sube hasta nosotros
amuchados en tumulto
y alineados
porque lo matan a uno sin avisarle
Liliana Mizrahi (1943). Poeta y ensayista nacida en Buenos Aires. En 1983 obtuvo el premio de la revista "Amaru", y en 1995 mención de honor del Fondo Nacional de las Artes entre otras distinciones. Acerca del poema aquí reproducido, dijo Diana Paris: "[...] Es la agonía kafkiana de sentir un juicio incomprensible que atormenta hasta la desesperación. Esa pampa es Auschwitz, la Argentina de los años 70, es Irak hoy, es Latinoamérica en llamas". Publicó los poemarios: "Los mágicos juegos", "Bautismos y fundaciones", "Hembras del ave del Paraíso", "Quién me mató madre".
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