5.10.09

Horacio Ferrer

FUE UN MAR Y PERDIÓ SUS BORDES

De tanto darse a la vida
Armando Tejada Gómez,
Armando de los hermanos,
fue un mar y perdió sus bordes, ay,
fue un mar y perdió sus bordes.

Noviándole a una zambita,
pastor de infinitas noches,
derramador de los cielos,
correo de ocultas voces,
compinche de alucinados
en ranchos y bodegones,
amaba las libertades
Armando Tejada, el hombre.

De tanto darse a la vida
Armando Tejada Gómez.
Armando todo juglar
fue un mar y perdió sus bordes, ay,
fue un mar y perdió sus bordes.

Con su guitarra cuyana
seis cuerdas y mil primores,
qué afinación su presencia,
qué sabio en el horizonte.
¿A quién regaló su barba?
¿Qué fuego calló sus dones?
¿Qué fue de su carcajada
Armando cascabelotes?

De tanto darse a la vida
Armando Tejada Gómez,
Armando de las auroras
fue un mar y perdió sus bordes, ay,
fue un mar y perdió sus bordes.

Por la ribera del llanto
ya escucho a sus corazones
latir la canción con todos,
poetas y sangradores.
Alzada voz circulante
por campos y poblaciones.
América está en su ausencia,
Armando ramos de amores.

De tanto darse a la vida
Armando Tejada Gómez,
Armando, mi amigo, Armando
fue un mar y perdió sus bordes, ay,
fue un mar y perdió sus bordes.



Horacio Ferrer (1933). Poeta, escritor, biógrafo y periodista nacido en Montevideo, República Oriental del Uruguay, poseedor de doble nacionalidad, pues tiene también la argentina. Trabajó en varias redacciones de diarios y revistas porteños. Miembro de la Academia Argentina del Tango, posee entre otras honrosas distinciones, la de ser Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Es uno de los principales innovadores de la poesía del tango, a la que dotó de un nuevo lenguaje, acorde al tiempo que le toca vivir: "La última grela", "Chiquilín de Bachín". "Juanito Laguna ayuda a su madre", "El Gordo triste", "¡Chau, Flaco!", "La bicicleta blanca" y la celebérrima "Balada para un loco", uno de los grandes hitos de su inspirada creatividad, son apenas algunas muestras de su itinerario poético, que abarca más de doscientas composiciones, entre las que también brilla con luz propia la operita "María de Buenos Aires" con música de Astor Piazzolla, con quien compuso además innumerables temas. Su biografía de Aníbal Troilo (Pichuco) es un vasto friso comparable al "Balzac" de Stefan Zweig, y su obra "El libro del tango, arte popular de Buenos Aires", en tres tomos, un permanente material de consulta para iniciados y estudiosos de la mayor música que generó el sentimiento rioplatense. Dijo de él León Benarós: "Es el Xul Solar de los poetas", siete palabras que por sí solas bastan para situarlo en un lugar de privilegio entre los juglares americanos. Se citan entre sus poemarios: "Romancero canyengue" y "Versos del duende".

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