12.6.10

Eduardo Gómez Lestani

ODA AL MATE COCIDO

Después que Mario Nestoroff habló del mate,
lo mejor ya estuvo dicho.
Pero el no habló del cocido,
la taza humeante y verdecita
con sabor a colimba y pobrerío.
Ni del refrigerio de los empleados públicos
con algunos bizcochitos
pero exilado al exterior de los despachos,
al más allá de las alfombras
y del acondicionado aire.
El cocido se mimetiza
con solo una galleta arriba de un andamio,
y es celebración para la magia
de miles de ladrillos ordenados,
por el oficio, la cal y la plomada, allá,
en el medio del viento.

El cocido con leche es solidario,
desayuno y algo más, acá en el sur,
latinoamericano.
Es el que piden los pobres en los barrios,
cuando los políticos transitan
la geografía del voto y la promesa.
Una taza de cocido con leche y un pancito,
impiden en la escuela los desmayos,
y el tiritar de los niñitos pálidos
en frente de la misma enseña patria.
En nuestro corazón, sabemos, demasiado,
que esa bandera al flamear, saluda,
las maestras y a su sueño desvelado.
a los niños ansiosos de saber,
de galletas, de amor y de cocido.
A los que anhelan, simplemente,
con el trabajo de sus manos
alimentar a sus hijos.
Si los ministros, gobernadores, presidentes,
títeres asombrados de la
globalización, supieran,
de qué modo late un corazón de niño
frente a una taza de cocido.
O mejor si esos niños, un día,
saben como ser dignos, libres,
argentinos.



Eduardo Gómez Lestani. Poeta, escritor, ensayista y dramaturgo nacido en Resistencia, provincia del Chaco, donde reside. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba donde se recibió de médico cirujano, y ocupó entre 1982 y 1984 la presidencia del Colegio Médico Gremial de Resistencia. Desempeñó diversos cargos en el gobierno provincial: Subsecretario de Promoción y Asistencia de la Comunidad (1973-1974) y subsecretario de Cultura (1987-1991). En el período 1974-1984 fue presidente de SADE (Sociedad Argentina de Escritores) del Chaco. Como novelista es autor de "Crónica del monte" y "Los envenenados y los ritos", entre otras. Su poesía, de tono coloquial, no se enreda en elaboradas metáforas; por el contrario, fijadas en el papel con las palabras precisas, adquiere densidad por la contundencia de su significado. "Del uno a la multitud" y "Odas populares" son dos de sus poemarios.

1.6.10

Julia Prilutzky Farny

ORACIÓN

Señor: por la muchacha de aroma y de rocío
que estaba a nuestro lado y que hemos perdido;
por la amiga de todos, de los viejos, los niños,

De aquellos que vacilaban por el duro camino;
por la mujer heroica que nos dio otro destino,
que era nuestra esperanza, nuestra fe, nuestro abrigo.

Madre de los humildes y los desamparados,
que abrió su corazón como un inmenso regazo
para darle a su pueblo un calor más humano;
madre sin hijo tierno para abrirle los brazos,
que hizo un nido a todos los niños
con sus pequeñas manos.

¡Protege a la Señora de los Descamisados!

Señor: dale la paz que no tuvo en la tierra,
dale esa calma honda y guárdala a tu vera;
que descanse a tu lado, sin lágrima, sin pena,
reposando del llanto, del dolor, de las piedras
que ofendieron su paso sin poder detenerla.

Protégela en su sueño, porque es tuya y es nuestra.

Señor: éste es un día sin canto y sin sonrisa.
Su voz era campana e alerta o de alegría,
y su acento ha callado pero el pueblo no olvida.

Nunca será su imagen de polvo o de ceniza
porque siempre ha de estar en amor renacida
-renacida en la sangre de aquel que fue en la tierra
su inspiración y guía-, temblando en cada antorcha,
agonizante y viva. Señor: te la nombramos como una letanía:
Eva Perón, eterna como la luz y el día.



Julia Prilutzky Farny (1912-2002). Poeta y periodista nacida en Kiev, Ucrania y nacionalizada argentina. Cursó estudios de derecho en la Universidad de Buenos Aires y música en el Conservatorio Nacional. Fue colaboradora de los diarios "La Nación" y "El Mundo" y de las revistas "El hogar", y "Para Ti". Formó parte de la Generación del 40 y dirigió la revista cultural "Vértice". Héctor Stamponi, Eladia Blázquez y Chico Novarro, entre otros, musicalizaron sus poemas. En 1941 fue galardonada con el Premio Municipal de Poesía. Juana de Ibarbourou dijo de esta poeta: "Venció la canción blanda, el suspiro, la sonrisa mielada, la actitud romántica, todos los elementos de la caza del amor y del éxito, para erigirse en el extremo Sur del continente americano como uno de esos árboles sagrados de belleza". Entre sus muchos libros de versos se citan: "Títeres imperiales", "Antología del amor", "Comarcas", "La patria" y "Como decir de pronto..."

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