28.9.07

Marta Susana Pizzo

NUBES DE LOCURA

Los veo como siempre en esa esquina
mezclando su inocencia con la muerte,
melancólicas risas que la suerte
borró con rebelión de cocaína.

Metidos en el rock de los lamentos
se aturden en el mar de la cerveza,
buscando ahogar su tiempo de tristeza
invadido por falsos juramentos.

Sobreviven la guerra de los hombres
que intentan aplastar sus sentimientos,
esperando que surjan nuevos vientos
que despojen las sombras de sus nombres.

La osamenta muy débil de ternura,
van flotando entre nubes de locura.
Si los ves, no les des hostilidades
que dan más resultado las verdades.


Marta Susana Pizzo. Poeta y narradora nacida en Villa Luzuriaga, San Justo, provincia de Buenos Aires. Reside en la Capital Federal. Cofundadora en 1994 de la asociación literaria La Besana. Desarrolló una intensa actividad como docente en centros culturales barriales, talleres literarios, jardines de infantes, plazas, escuelas y hospitales públicos. Interesada por la música popular porteña, es autora de tangos ("A mi calle", y "Magia de malvón" -entre otros- que recibieron sendos premios en dos importantes certámenes de cancionística). En 2006 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires le otorgó un reconocimiento por su aporte a la Cultura Nacional y Popular. Dice Héctor Higinio Picallo acerca de esta poeta: "Leyendo el trabajo de Marta Susana Pizzo, encontraremos una suerte de realismo poético en contacto con su tiempo, la emoción de la porteñidad, temas sangrantes en un país con contradicciones culturales dependientes desde afuera, con acentos propios desde situaciones límites...". "Puerto palabras" es el título de su antología poética y literaria.

Roberto Themis Speroni

*

Me preguntan por qué no canto al héroe,
al hombre de la historia, a los que fueron
arrecifes de pólvora, vacunos
de aguzado pitón, duros jaguares
de llama pectoral, curva volante,
embestidora nube de llanura.

Me preguntan por qué no me surmerjo
en la ceniza calva de un archivo,
a sacudir cadáveres de bronce,
frailes de agua, blancos generales,
mujeres entorchadas, parroquiales
y anónimos jinetes, ventisqueros
de perpetua memoria, cuerpo errátil
de un tronco colonial recto en la muerte.

Dicen que mi palabra es apropiada
para tomar la vida de los muertos,
para sacar los cóndores helados
cubiertos de cristal por los clarines,
y echar a vuelo nuevamente aquello
que ahora reposa en el laurel salobre.

País de mí, serio lugar, trofeo:
si alguna vez azuzo mis vocales
y saludo efemérides, y asumo
la pequeñez usual del traficante,
que se acerque mi hermano y que me entierre
en el centro auroral de las arterias,
las espuelas de un húsar, o el ilustre
marfil de los colmillos de un patricio.



Roberto Themis Speroni (1922-1967). Poeta y escritor nacido en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, donde falleció. Si bien dio a conocer obras en prosa, la mayoría de ellas permanecen inéditas: cuatro novelas, un libro de cuento y otros de ensayos, éste último sobre la poética de Alberto Ponce de León. "Alucinante. Quizá sea el término apropiado para una aproximación a la obra de Roberto Themis Speroni. Sin embargo, luego de leerla, de recibir el impacto de su genio, la única palabra que cabe es: trascendente", anotó en la obra completa del poeta, Ana Emilia Lahitte. Sus poemarios: "Habitante único", "Gavilla de tiempo", "Tentativa en la luz", "Tatuaje en el viento", "Paciencia por la muerte", "Padre final".

25.9.07

Diego Holzer

LOS CRISTOS NIÑOS

Los cristos niños
despliegan su carro de cartón
por un templo cotidiano y frío
donde una cruz desnuda
les mide la vida
y espera.



Diego Holzer (1942) Poeta y autor de canciones, nacido en Colonia Durán, provincia de Santa Fe. Desde fines de los 60 reside en Buenos Aires. Su poemario: "Donde comienza la palabra" fue declarado de interés nacional por el Senado de la Nación. En la cancionística, son muchos los temas de su autoría compuestos en colaboración con Mateo Villalba y Jorge Giuliano, entre otros músicos. "Poeta de vigorosa esencia telúrica, su estilo, a diferencia del de otros cantores agrestes, no es torrencial ni frondoso. Holzer trabaja el lenguaje hasta la extrema depuración para expresar una sabiduría proveniente de la solidaridad con los ciclos naturales y de la comprensión del corazón humano", es el comentario de Haydée Breslav acerca de este poeta y de su obra. Otro libro de poesías: "Hasta que el sueño de cumpla".

24.9.07

Alfredo Martínez Howard

MANOS LABRADORAS

a Lino Spilimbergo,
L. V. y H. M. H.

Altas entre sus hoces ¿no son una pregunta
sobre el linar, cargadas de trabajos y días?
¡Oh laboriosas!, lentas bajo las profecías
del Angelus que pasa, las detiene y las junta.

Mansas, sufridas, buenas, más recias que la yunta
que uncen esperanzadas y desuncen sombrías.
Lo mismo que sus bueyes fueron dos bestias pías
atadas a la tierra... Soles de punta a punta.

Ya es el Otoño y pobres.(Cual cigüeñas doradas
con el niño de luz de un lucero divino
pasan las tardes lentas, y aún les rezan, cansadas)

Cansadas, pero en alto sobre el cielo del lino.
Sabias sus curvas hoces: ¿qué inquieren al destino?
¿Dudan que ni en la muerte se dormirán cruzadas?



Alfredo Martínez Howard (1910-1968). Poeta y periodista nacido en Paraná, provincia de Entre Ríos y fallecido en "La Serranita", provincia de Córdoba. Cursó el magisterio en su ciudad natal; posteriormente inicia estudios universitarios hasta obtener el título de escribano.En 1940 dirige el diario "La Calle" en Concepción del Uruguay. Reside en Buenos Aires en varios períodos, durante los cuales colabora en revistas y medios periodísticos de la Capital. De regreso a Paraná, se integra a la bohemia de esa ciudad, donde comparte sus vicisitudes junto a Alfonso Sola González, Reynaldo Ross y Jacinto Zaragoza, entre otros cofrades. "La palabra poética de Martínez Howard nos invade con su mágica iluminación de la penumbra, con su ardiente diafanidad y con los bellos seres que pueblan un mundo mítico de ausencias y de adioses al que acuden presencias que ya no son de este mundo, las preciosas nieblas donde caduca el polen de la vida y una voz –acaso la más honda– dice la palabra permanente: trigo, tierra, esperanza, hierro, ciudad natal", según apreciación de Marta Zamarripa, escritas en el poemario póstumo del poeta: "Eco y espejo".Algunos de sus libros de poesías: "Presencia por el aire", "La heredad", "Libro de ausencias y adioses".

18.9.07

Mario Trejo

LOS CAMPEONES DE LA NOCHEA Paco y Juan,
indudablemente

Ninguna ley tengo para ofrecer
ninguna profecía
salvo la muerte y las revoluciones victoriosas

Dejemos entonces al guerrero en paz
y a los hermanos rotos en medio del camino
Pasemos al sacrificio
La ceremonia está servida:abrazos celebrados detrás de la ciudad
besos en andenes movedizos
mudas consignas en salas de espera
y a veces ni un guiño
nada para despistar
nada para sobreentender
sólo los ojos lacios como en mesa de póker

Ya no podremos ser los elegidos por el sol
los cachorros feroces que asombrarían al mundo
Apenas sí hemos nacido sin querer
viejos desconocidos a quienes llamo mis amigos
perdidos en el trasbordo y sin saber qué tren tomar!

Pero mis compatriotas juegan a dormir y a olvidarse de todo
borrachos que invocan a Dios como a una deuda de juego
soldados que hacen patria en los umbrales
pálidos maricas dispuestos a fingir hasta el alba
parejas para las que ha terminado sin gloria
esta noche en la que tanto creyeron
y también el húmedo insomne
que mueve sus ojos desde el hospital
acechando el ruido de los libres
aullando por la droga que le traerá el olvido
el negro paraíso que es dormir una noche

Y aquí
en el centro de la ciudad
las tiernas actrices leen su nombre en el diario
y los tenebrosos también quieren saber qué pasa en el mundo
mientras los coches llevan solitarias parejas
y todos tanteamos una cama y un nuevo sueño
y la mañana viene trayendo la luz y la paz
pero no para todos
apenas para nosotros
los ganadores
los verdaderos campeones de la noche


Mario Trejo (1926-2012). Poeta, dramaturgo, guionista, autor de canciones y periodista nacido en Buenos Aires, o en La Plata; (existen desacuerdos sobre su ciudad natal). Colaboró en varias revistas literarias: "Contemporánea", "Luz y sombra", "Cinedrama", "Ciclo" y "Conjugación", entre otras. También se encuentran colaboraciones suyas en revistas extranjeras. En teatro recibió el Premio Municipal (1957) y el Premio Nacional "Florencio Sánchez" (1960) por su obra "No hay piedad para Hamlet", escrita en colaboración con Alberto Vanasco."Los pájaros perdidos", con música de Astor Piazzolla es su canción más conocida y difundida. Con respecto al poema que publicamos, dice Haydée Breslav: "Uno de los poemas más representativos de una época que hoy es mítica, desde la orgullosa afirmación inicial hasta la dedicatoria (posdatada), pasando por los claroscuros del lenguaje y por el atormentado juego dialéctico de asimilación y rechazo del sufrimiento existencial.". Poemarios: "Celdas de la sangre", "El uso de la palabra", "La pena capital" y "Orgasmo y otros poemas".

16.9.07

Adriana Serlik

XXI

No me violaron
no penetraron mi vagina
no metieron mi cabeza en el agua
no golpearon
no colocaron electrodos
no me colgaron
no me mataron.
Me hicieron recoger mis cosas
cargarlas en un celular
subir al celular.
Permitieron que viera
por un minúsculo agujero
el trecho.
Dijeron que sería corto
lo que fue un largo viaje.
Bajaron mis cosas
abrieron y revisaron todo,
revolvieron el colchón,
las sábanas,
los tres libros
la ropa.
Interrogaron
era la noche,
el amanecer,
el día.
Con las cosas
subí al celular,
bajé,
revisaron
y con todo,
me echaron en un calabozo.
Otra vez estaban sacándome,
no había pasado una hora,
me subieron al celular
con mi equipaje,
miré por el agujerito,
bajé,
revisaron,
interrogaron.
Volví al celular,
mis cosas,
el agujerito,
mis cosas,
el calabozo
y pasó la noche.
Llovía mucho,
tenía frío,
las cucarachas voladoras
se incrustaban en el cuerpo.
Desde el calabozo
veía un gran patio de tierra,
oía a los hombres,
de las celdas vecinas.
Tenía sed,
trataba de no decaer,
no quería pensar,
debía estar serena.
El frío,
la sed,
el miedo,
el terror.
Era un guiñapo.
Pasaron los días
con entradas y salidas
iguales
y una mañana
dijeron que me fuera.
Salí
con mis ropas,
el colchón, las sábanas...
Eduardo nunca salió,
murió en Córdoba.
Horacio,
Heraldo
Eduardito,
Luis
Irma
Carlos
y tantos otros
desaparecieron.
No me violaron,
no sumergieron mi cabeza en el agua,
sólo me llevaron a ninguna parte,
nunca dijeron porqué me detenían,
no pude hablar con un abogado o un amigo.
Me lanzaron a un calabozo
y
cuando me otorgaron benévolamente
la libertad,
gritaron que la próxima vez,
simplemente me matarían.


Adriana Serlik (1945). Poeta y escritora nacida en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Reside en España desde 1975, donde en 1985 tomó la ciudadanía. Cursó el magisterio especializándose en enseñanza artística, bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y el profesorado musical en el Conservatorio Nacional "Carlos López Buchardo". Realizó la producción integral de programas radiales en Radio Municipal y Splendid de Buenos Aires, Radio Cáritas y Comuneros de Asunción del Paraguay y de la RAI (Italia). En 1968 organizo la Biblioteca del Hospital Municipal "Cosme Argerich" patrocinada por la Asociación de Médicos, con fondos de medicina y literatura en general introduciendo, como actividad semanal, ciclos de cine y audiovisuales para médicos y pacientes. Ya en Madrid cursó estudios de musicoterapia, además de escribir artículos para diversos medios de Buenos Aires y Asunción (Paraguay). Colabora en no pocas revistas digitales: "Letralia", "La casa de Asterión" y "Almiar", entre otras. Su poesía -suma de experiencias duramente vividas- hace a un costado toda retórica y se manifiesta con la dignidad de lo simple, sin caer en vaguedades. Algunos de sus libros poemas: "Improntus 6", "Poemas del amor y la soledad", "La silla de paja".


14.9.07

Enrique Daniel Zattara

VEDIA, 1973, REUNIÓN DE POETAS

Entonces sí que era joven y creía.
Cantábamos canciones "de protesta"
o citábamos a Neruda de corrido;
todavía el vino blanco era mejor que la cerveza.

Uno leía con ademán bronco
su poema cargado de reproches,
otro reía sobre el pecho generoso
de una mujer de larga pollera colorida
y un temblor de lejanía en la mirada.
Miguel, el de Junín,
me declaraba su amistad eterna;
y entre Susana y Rafael Alberto
celebraban los chistes memorables de Santoro.
Carlos, taciturno, intentaba en una esquina
seguir con el bombo
la zamba triste que Victoria rasgueaba en la guitarra.

Al poco rato ya estaba enamorado
de una muchacha empinada en zuecos blancos;
la música discurría entre cigarros
y cantamos a coro las canciones de Viglietti.
Éramos entonces apóstoles de luz,
soberbios, virginales,
dispuestos a salvar al mundo con palabras;
no hubo reloj, sensatez, sana mesura:
estábamos todos borrachos de esperanza.

Fue una noche de verano y la otra noche
no se había cernido aún sobre nosotros,
sobre todos nosotros los poetas del compromiso,
los que queríamos la palabra con silbido de bala

(la otra bala, la que se alojaría
en algunos de estos cuerpos pretenciosos,
esperaba su momento agazapada,
custodiada por aquellos
en cuyas bocas el diccionario es corto.)


Enrique Daniel Zattara (1954). Poeta, escritor, ensayista y periodista. Nació en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, vivió en Rosario, en Buenos Aires, y en 1992 viajó a España, donde se radicó. Integró la redacción de las revistas literarias: "Barrilete" y "El Ornitorrinco" y dirigió "Arte Nova" y "Contrapelo". También colaboró en los diarios "Clarín", "La Voz" y en casi todas las publicaciones culturales de la ciudad de Buenos Aires en las décadas de los 80 y 90 ("Punto de vista", "Cuadernos del camino", "La Torre de Papel", "Medios & Comunicación", etc.). Fue Secretario de redacción de "Frente" a fines de la dictadura militar, y director de "Alsur" (1988/1992). Ya en España funda la revista literaria "Utopía Poética" y dirige el periódico "La Prensa de la Axarquía". Su poesía cala hondo, con la dura belleza que el recuerdo emerge de los días de lucha y resistencia; se construye sobre lo vivido y sobrevivido discurriendo entre aconteceres donde el poeta sostiene la palabra con voz firme y verso lúcido. Poemarios: "Desde lo más profundo de mí", "Testamento de adolescencia", "La ley de la selva", "Omertá", "Bailemos".

12.9.07

Leopoldo Juan González

TREINTA AÑOS

Me desperté como siempre
como siempre ducha mate cajeteo*
extrañar el puto cigarrillo
zapatilla vaquero y a la plaza
abrazos encuentros compañías
extrañar el puto cigarrillo nuevamente
encontrarte alegrarme
pensar en el dos de oros
custodiado por el as de basto
sentirme importante
portando el asta de la bandera
que me identifica y me decreta
treinta años
que viejos están algunos
por qué me dolerán tanto las piernas
por qué me agito tanto
por qué me gusta tanto decirle compañero
a los compañeros
como extraño hoy el puto cigarrillo
como me fortalece decir que me la banco
y que no voy a pitar por más que extrañe

como me calienta compañera
que haya venido hasta la plaza
siento que es solo para verme
creerlo así me reconforta
como me duelen las piernas
y un poco el pecho
te acordás de cuando en el monte
con el equipo y las marchas
no sentía nada
también extraño el mate
será la hora
treinta años
recuerdo a Gardel y treinta no son veinte
pero tampoco son nada
solo que extraño el puto cigarrillo
el mate y el monte
o lo que el monte significaba
en todos los sentidos

me siguen asombrando tus ojos
me gusta encontrarlos en semejante multitud
sabiendo que solo vinieron a verme
treinta años compañera
disculpe que no le dé toda la atención
que se merece
pero no todos los días me duelen treinta años
extraño el puto cigarrillo el mate
y los recuerdos del monte

a otra cosa
que no la distraigan con esas
discusiones de que el documento sí
o el documento no
de que si las madres y las abuelas
o de que si hubo piñas o disputas
lo importante compañera
es que estábamos todos
estaban ustedes en las banderas
los treinta mil juntitos
estaban los exiliados
los internos y los externos
tampoco caiga en la trampa
de discutir sobre esto
estaban los caídos en combates
y los asesinados reconocidos
como muertos en combate
estábamos los sobrevivientes
con nuestras banderas
estaba el pueblo

y estaba usted y yo
y mis ganas terribles de fumar
de tomar mate
de instalarle en los ojos
la necesidad de la ternura
entre un larguísimo listado de cosas
que se podrían agregar.

* cajeteo: En el argot carcelario recuerdo, añoranza, nostalgia.

Leopoldo Juan González (1949). Poeta nacido en Martínez, provincia de Buenos Aires. Formó parte del último grupo de la revista "Barrilete". Colaboró en: "El sol quieto", "Sotomoncho" y "América liberada". Integró el FATRAC (Frente de Trabajadores de la Cultura), y la Agrupación "Jorge Ricardo Masetti" de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores). Su poesía integra la obra: "Memoria, Verdad y Justicia. A los 30 años por los treinta mil", antología editada por Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora- en 2006. Es un poeta de verso suelto, a la vez que libre, que pone su mayor énfasis en los aspectos cotidianos embebidos de la realidad social donde está inmerso.Su poesía se encuentra en varios sitios y blogs en Internet ("Poetas al volante", entre estos últimos), pero no tiene editado ningún poemario.

11.9.07

José Larralde

SONETO 16

Gorriones libres, de mi ventana,
llenan de canto toda la casa.
Sin jaulas de oro por la mañana,
trepan la vida hasta la terraza.
Gorriones libres, alas con alas,
estrofa suelta, nota sin falta.
Ni van, ni esperan, ni huyen, ni nada,
solo son libres... con eso basta.

Cómo te envidia, pienso, la raza
del pobre pájaro que vive en jaula,
por ser hermoso y que a veces anda
tras el barrote bastardo y maula,
mordiendo el polvo de una batalla,
que ni siquiera muerto se acaba.

Para ser libre, morir no alcanza.
Gorriones libres... de mi ventana...



José Larralde (1937). Poeta y cantautor nacido en Huanguelén, provincia de Buenos Aires. Desde muy pequeño desempeñó los más diversos oficios: trabajador rural, tractorista, albañil y soldador, entre otros muchos. Uno de los mayores artistas de raíz folclórica de la Argentina -Jorge Cafrune- lo hizo cantar junto a él como invitado, y allí inició su magnífica trayectoria. En 1995 se le otorgó el premio Konex al mejor cantante masculino de música de raíz folklórica, y en 1995 y 1996 obtuvo sendos premios ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo). Su canto-poema, tal como nos gusta calificar sus obras, llegó a países como México, Brasil, Colombia, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Chile, Alemania, Australia y España, entre otros. Su obra más popular: "Herencia pa’un hijo gaucho" lleva editadas ya más de cinco millones de placas. Larralde pertenece a la vieja estirpe de los decidores, la de aquellos que acompañados con su guitarra cantan las cosas del pueblo en medio del gentío y baja líneas sin medias tintas. No sabemos que haya publicado libro alguno, pero es como si no le hiciera falta el papel impreso, pues ha sabido comunicar la poesía en su voz y en su canto a través de los discos, los que en este caso adquieren la categoría de libros de poemas sonoros.

9.9.07

Alberto Vanasco

A LOS POETAS DE AMÉRICA

Reunidos en un mismo lugar y en el mismo momento
por un hecho fortuito
es decir
por las leyes inexorables del azar

circuncidados por la misma memoria
consternados de un infortunio parecido
y ateridos de la misma tierra
tenemos por delante una sola tarea:

que no sigan subiendo las aguas de la inexistencia
que no sigan corriendo los alcoholes pesados del olvido
que no sigan callando los rubores lentos del crimen

tierra nuestra la nuestra:

tierra pensada y fabricada al revés por los grandes y pequeños rufianes
perseguida a sí misma
condenada a ser ella
con su inexistencia dulce y añorada
exhalando esa delgada y bella música pobre como sus guitarreros

tierra nuestra la nuestra:

los bronces del porvenir te estarán esperando
pero con eso no se vive
las campanas del pasado planean en tu cielo
pero con eso no se come
la jungla del presente se recuesta en tus costas
pero con eso no se existe.

Es fácil para nosotros apantallar la tranquilidad de nuestros pueblos
abanicar sus ojos y sus esperanzas
y conseguir la rúbrica de nuestros descendientes
desviando los proyectiles con que se defiende del tiempo.

Pero tenemos por delante la inseguridad de nuestros mitos
el fracaso de las revoluciones
el orgullo de nuestra fugacidad
y la imperiosa necesidad de la vida.

Tenemos por delante una América viva
en los carros blindados de la sangre
y en el triunfo de la paciencia.

Por lo cual entraremos de lleno en los asuntos de la buena poesía.
De las buenas razones para la poesía.
De la buena poesía para la mejor de las razones.



Alberto Vanasco (1925-1993) Poeta, escritor, ensayista y autor teatral nacido en Buenos Aires, Capital Federal, donde falleció. Participó entre quienes hicieron posibles las revistas "Letra y línea", "Contemporánea" y "Macedonio". La obra de teatro "No hay piedad para Hamlet", que compuso con Mario Trejo, obtuvo el Premio Municipal de Buenos Aires (1957) y el Premio Nacional Florencio Sánchez (1960). En 1984 recibió el premio Konex correspondiente a ciencia ficción. Como novelista es autor de: "Justo en la cruz del camino","Sin embargo Juan vivía" y "Para ellos la eternidad", entre otras, y como cuentista: "Memorias del futuro" y "Adiós al mañana", en colaboración con Eduardo Goligorsky. "Vida y obra de Hegel" es una de sus obras ensayísticas. "Creemos que 'diamantino' es adjetivo que conviene al estilo de Vanasco, donde el concepto brilla sin sombra de verbosidad, atenuado algunas veces por la metáfora y otras por la melancolía. Es así como el poeta logra transmitirnos su insaciable exigencia de esperanza", según texto de Haydée Breslav. Libros de poesías publicados: "24 sonetos absolutos y dos intrascendentes", "Cuartetos y tercetos definitivos", "Ella en general" y "Canto rodado".

7.9.07

Elena Cabrejas

LAS CALLECITAS DE BUENOS AIRES

“Las callecitas de Buenos Aires tienen ese no sé qué, ¿viste?”

Camino lentamente blandamente tratando de revivir los gritos
que quedaron pegados en los grises baldosones del encuentro
en esos días tremendos del reclamo y la furia
esos gritos que aún claman desde el revés del suelo
como tañidos de campanas latiendo bajo los pies.

Las callecitas de Buenos Aires con banderas desgarradas

y enlodadas pancartas hechas añicos.
Alguien dijo "solo los árboles tienen raíces"
pero ahora sé que están creciendo plantas de iniquidad
ramas de desconsuelo
flores de vértigo y latido y que no dejan de crecer
regadas por las lágrimas, aderezadas de impotencia
abonadas de voces macilentas y ecos del infortunio
Las voces y el clamor!!!
Un gigantesco árbol de gritos que se aferran a las maderas del tiempo.

Las callecitas de Buenos Aires manchadas de sangre y congoja

y no es la niebla sino los gases y no es la luz de la luna
sino destellos del fuego
de los estampidos y el horror.
Los cascos de caballos galopando entre siniestras miradas
entre sucias órdenes y zapatillas perdidas
manojos de cabellos arrastrados arrancados violentamente
sus cuerpos con toda la agonía derramada entre los adoquines.

Las callecitas de Buenos Aires llenas de vidrios rotos

de consignas brotando desde alguna hendidura de la memoria
donde los perros hambrientos aúllan su soledad
donde la soledad aúlla como niños hambrientos
que les saquearon el futuro.
Madres entre cartones y mugre con que arropar a sus hijos
padres desesperados con las manos vacías y los ojos llenos de dolor.

Y "las callecitas de Buenos Aires que tienen ese no sé qué, ¿viste?"

en este siglo apenas estrenado enterrando a sus chicos cada día
como ángeles de piel y huesos de ojos abiertos
hasta la conmiseración
y es uno y otro y otro… y son tantos!!! Como los golpes detrás del pecho
como las callecitas de Buenos Aires que ya nunca podrán andar
solo sus pequeños nombres injuriados gastados olvidados
cuando acababan de nacer.


Elena Cabrejas. Poeta y escritora nacida en Buenos Aires. Estudió Letras en Universidad del Salvador. Es colaboradora de los suplementos literarios de los diarios: "La Nación", "La Gaceta" de Tucumán y "La Capital" de Mar del Plata. Dirigió talleres literarios. Fue miembro de la Comisión de Cultura de la Fundación El Libro para la Feria Internacional, y secretaria de Arte y Cultura de la Fundación para la Prevención de la Violencia Infantil. Fundadora y directora de la revista "Centauro", junto a Alejandrina Devescovi, creó y dirige "Poesía viva". Obtuvo diversos premios: Sociedad Española de Cosquín, Universidad de Belgrano y Fundación Argentina para la Poesía, entre otros. Su novela: "Algo habrán hecho", que trata sobre las monjas desaparecidas durante la última dictadura militar, recibió el Premio Municipal (Bienio 1998/99). Dueña de una voz muy personal, su poesía sabe indagar, valiente y sin apelaciones, en los aspecto más trágicos y dolorosos de la realidad social de su país. Algunos de sus libros de poemas: "Canilla popular", "Tiempo que duele", "Vencer al miedo", "Todas las madres".

5.9.07

José Adolfo Gaillardou

LADO DE NUESTRO NIÑO MUERTO

Y todo así, desleído vano, y olvidado en él,

interrumpiendo soledades en la sombra
me voy fugando al corazón en lirio suyo.
Lo brumoso en los vagos cristales de la noche,
despierta primaveras doloridas,
y un oculto pizarrón tiende a mancharse de alegría.
Tiempo de alabanzas en siestas de ratona,
tiempo de aldabas corridas y azúcar quemada,
rayuela en el sueño y mimbres por el aire
con cuadernos manchados de naranja
y un techo abierto lastimado de cielos.
Hoy, puertas de la sombra, baldío de los sueños
se hace guitarra mi sangre si la nombro.
Tenía un guardapolvo en todo el pecho
y un moño que decía su nombre a las palomas.
Tenía una sola manera de reír enamorando
y era partiendo su beso en la manzana.
A veces me siento a descansar silencios
y el niño se me alarga hasta los labios
pidiéndome azules heroísmos no cumplidos,
rozándome las barbas con menta y con albahaca.
A veces un griterío de colores
me tienden a secar en la distante pradería,
rayándome de pinos, doliéndome las astillas,
como si de golpe me acosara
un potro flamante la cintura.
El está, está muerto pero vuelve en cada luna;
se me ha ido quedando en la memoria
para medir el hambre que yo le prometiera,
largo y ancho de conquistas, fuerte y alegre,
con un itinerario enamorado.
Pero, sólo encuentra un alto silencio de llovizna
que amanece en los pájaros del miedo,
sobre un solemne corazón caído.


José Adolfo Gaillardou (1920-2007). Poeta, escritor, autor teatral y periodista. Nació en De Bary, localidad bonaerense; vivió largos años en la Capital Federal y falleció en Hurlingham, provincia de Buenos Aires, donde residía. También actor y recitador -en esta modalidad trovadoresca, acaso uno de los últimos-. Como nativista popularizó su seudónimo de Indio Apachaca. Autor de zambas y canciones ("Zamba del trigo" y "Pan de América"2, entre otras muchas composiciones). Colaboró en los diarios: "Democracia" y "El laborista" y en las revistas: "Mundo argentino" y "El hogar" entre otros medios periodísticos. Trabajó en radio y televisión de su país y de Montevideo, mayormente en programas de raíz folclórica. Por su audición radial "Los grandes olvidados" se hizo merecedor de varias distinciones entre 1979 y 1985. Su novela: "Pampa de furias" obtuvo el Primer Premio Provincia de La Pampa (1956), y su libro de versos: "Serás la Patria" la Faja de Honor de la SADE (1986). Dijo Gladis Sago: "Recreó su porfía por beberse la vida en los sonetos 'Estrella del vino'. Su costumbre de jugar con las palabras le hizo bajar la mirada para encontrarlas en la copa y descubrir, como en las páginas de 'Lados de adentro', lo profundo de su existencia.". Otros libros de poesías: "Médanos y estrellas", "Poemas del desierto", "Pampa y pan".

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